En primer lugar, el país cuenta con algunas de las regiones con mejor radiación solar a nivel mundial. Además, su extenso territorio permite la instalación de cada vez más parques solares para la generación fotovoltaica, los cuales requieren de grandes áreas para su funcionamiento. A esto se suma, los cada vez más frecuentes desarrollos en cuanto a generación distribuida que permiten llevar energía a mayor cantidad de personas. Se espera que esta fuente de energía siga creciendo de manera sostenida en los próximos años.
Regiones como el noroeste argentino y gran parte de la zona cordillerana, desde Jujuy hasta Neuquén, representan una de las mejores zonas del mundo en cuanto a radiación solar, esto ha permitido que sean focos importantes para el desarrollo de la generación tanto térmica como fotovoltaica a partir del aprovechamiento de los rayos del Sol.
Además, la energía solar está permitiendo que la electricidad llegue a cada vez más habitantes del país a partir del progreso de la generación distribuida en las zonas más aisladas de Argentina, donde no resulta rentable la extensión de la red eléctrica.
La permanente caída en los costos de la tecnología solar también está permitiendo que los proyectos sean más accesibles y rentables. Sin embargo, el progresivo desarrollo solar debe venir acompañado con una mayor inversión en redes que permitan transportar la nueva generación.
La energía solar está emergiendo como una fuente cada vez más importante en la matriz de generación eléctrica de argentina, con un crecimiento prometedor que contribuye a la reducción de emisiones y al abastecimiento energético del país.
En los últimos años, la evolución de la energía solar en Argentina ha sido sorprendente, con una potencia instalada que ha pasado de un incipiente 1,2 MW en 2011 a 1467 MW en la actualidad. El país cuenta con 57 parques solares en actividad, donde destacan fundamentalmente las zonas de Cuyo y NOA.