Es fundamental para el clima, el ciclo del agua, la fotosíntesis y la vida en general. Puede aprovecharse para generar electricidad, mediante paneles solares fotovoltaicos, o calor, mediante colectores térmicos. Es una fuente de energía renovable, ya que no se agota con su uso, y limpia ya que no emite gases de efecto invernadero. Por sus características, representa una excelente oportunidad de cara al futuro para el abastecimiento de energía.
La energía solar que llega a la Tierra es abundante, mucho mayor que la que usan todos los seres humanos día a día, y en mayor o menor medida está disponible en todo el mundo. Llegan a nuestro planeta alrededor de 1.600 a 49.800 exajoules de radiación solar al año (dependiendo de factores climáticos y la insolación de la zona) y la población total de la tierra usa aproximadamente 560 exajoules de energía eléctrica por año, proveniente de distintas fuentes. Sin embargo, uno de los principales desafíos es captarla, ya que la cantidad de luz solar que llega a un metro cuadrado de la superficie de la Tierra es relativamente pequeña, por lo que se necesita una gran superficie para absorber o recolectar una cantidad útil de energía. Los avances tecnológicos han permitido mejorar esta situación y se espera grandes avances de cara al futuro.
¿Qué tipos de energía solar existen?
Existen dos grandes tipos de acuerdo con el uso y el tipo de tecnología utilizada, la energía solar fotovoltaica y la energía solar térmica:
Energía solar fotovoltaica
Es la que utiliza los rayos del Sol para la generación de electricidad mediante el uso de paneles solares, los cuales están compuestos por células de silicio que se encuentran conectadas entre sí. Estas células transforman la luz en electricidad mediante el efecto fotovoltaico. El aprovechamiento de esta fuente de energía puede ser a gran escala, como en un parque solar, o un uso a pequeña o mediana escala como el caso residencial, comercial o industrial (en techos o inmediaciones de los edificios). Además, esta fuente está permitiendo abastecer de energía en áreas remotas o aisladas.
La electricidad proveniente de la generación solar se puede almacenar en baterías superando así uno de los principales obstáculos, la intermitencia. Además, los excedentes también pueden verterse a la red de consumo, lo que se conoce como “Reinyección a la Red”. La proliferación de las instalaciones solares fotovoltaicas ha permitido el desarrollo de la generación distribuida para permitir el acceso a la energía a mayor cantidad de personas a lo largo y ancho del país.
Energía solar térmica
Consiste en aprovechar la energía proveniente del Sol para generar calor mediante la utilización de colectores solares. Estos dispositivos pueden adoptar diversas formas, como colectores planos o cilindro-parabólicos, pero todos ellos comparten el mismo objetivo: captar la energía del sol y utilizarla para calentar un fluido que circule por ellos, como agua o aceite térmico. Esta fuente de energía se utiliza para calentar agua (para uso doméstico o industrial) la cual puede ser para calefacción o cocción de alimentos.
Además, este calor puede ser utilizado a nivel industrial para transformarlo en energía mecánica y a partir de ella generar electricidad. Estos dispositivos tienen dos componentes principales: reflectores (espejos) que captan y enfocan la luz solar sobre un receptor. En este proceso, se calienta un fluido que se hace circular en el receptor y se utiliza para producir vapor. El vapor se convierte en energía mecánica en una turbina, que alimenta un generador para generar electricidad. Los sistemas de energía solar térmica tienen sistemas de seguimiento que mantienen la luz solar enfocada en el receptor durante todo el día a medida que el sol cambia de posición.
