Imaginar los techos de ciudades, pueblos y aldeas como protagonistas de la próxima revolución energética parecía, hasta hace poco, una utopía reservada a científicos y ecologistas visionarios.
Pero un nuevo estudio científico internacional señala que ese escenario puede estar mucho más cerca de lo pensado. Los paneles solares en techos de viviendas particulares y empresas ya no son solo una tendencia de vanguardia. Hoy, se perfilan como la clave para enfrentar el calentamiento global y reducir la dependencia de los combustibles fósiles.
La apuesta central reside en la posibilidad de cubrir la mayor superficie posible de techos y azoteas con paneles fotovoltaicos, conocidos en el sector como RPV (por sus siglas en inglés). Según la investigación publicada en la revista científica Nature Climate Change, esta iniciativa tiene potencial para cambiar el futuro energético y climático del planeta. Los resultados superan el optimismo: “Cubrir los techos del planeta con paneles solares fotovoltaicos podría reducir la temperatura media global entre 0,05°C y 0,13°C antes del año 2050”.
Especialistas de la Universidad de Sussex, en Gran Bretaña y de otros centros académicos líderes utilizaron inteligencia artificial y sofisticados modelos de minería de datos geoespaciales para trazar el primer gran mapa mundial de tejados aprovechables. El objetivo fue tan sencillo como sorprendente: saber cuánta energía renovable podría ser producida si el mundo entero abrazara la energía solar en techos, desde rascacielos hasta viviendas rurales.
El estudio cuantificó una superficie global de tejados de 286.393 km², una extensión similar al tamaño de Italia. Los científicos cruzaron esta información con datos de radiación solar, infraestructura y uso del suelo para calcular el potencial energético y las ventajas climáticas de instalar paneles en lo más alto de las ciudades. Así, “la energía solar instalada en techos podría cubrir hasta dos tercios de la demanda energética global y reducir las temperaturas del planeta hasta en 0,13°C antes de 2050”.

La instalación generalizada de paneles solares fotovoltaicos representa una oportunidad para reducir la huella de carbono de manera directa y descentralizada. Frente al dilema de desplegar gigantescos parques solares o eólicos en zonas rurales, muchas veces a costa de hábitats naturales y comunidades, los techos urbanos y rurales aparecen como terreno fértil para una expansión limpia y eficiente. El impacto positivo va mucho más allá de lo ambiental: a nivel económico y social, el informe resalta que “la implementación masiva de paneles solares en techos –llamada RPV– no solo ayudaría a frenar el calentamiento global, sino que también traería beneficios económicos, sociales y ecológicos”.
No se trata únicamente de evitar emisiones. Si la humanidad lograra instalar RPV en todos los techos adecuados, la energía generada alcanzaría los 19.500 TWh al año. Esa cifra permitiría reemplazar casi por completo la electricidad basada en combustibles fósiles, sobre todo si se combinan sistemas de gestión de carga y almacenamiento en baterías eléctricas. El potencial transformador es tal que los sistemas RPV podrían ayudar a democratizar la energía, reducir costos y garantizar la independencia energética de millones de personas en todo el planeta.
Además, una de sus mayores ventajas radica en la utilización de superficies ya construidas, como viviendas, fábricas, escuelas y hospitales. Así se optimiza el espacio, se evita el desplazamiento de poblaciones y se protege la biodiversidad local. El estudio subraya que la energía solar instalada en techos “simplificaría las cosas en gran parte”, mientras “evita el uso de grandes extensiones de terreno, muchas veces polémicas por desplazar comunidades o afectar hábitats naturales. Al aprovechar superficies ya construidas, se gana en eficiencia, se reduce el gasto público y se fortalece la independencia energética”.
El atractivo no termina en los grandes números. A nivel hogar, los propietarios que instalan paneles solares incrementan el valor de sus propiedades hasta en un 20%. A la vez, reducen la factura de luz, adquieren autonomía frente a las crisis energéticas y experimentan mayor protección ante cortes del suministro. Incluso países líderes ya apostaron por estrategias masivas. En Estados Unidos, la meta es reducir un 65% las emisiones de infraestructuras estatales para 2030 gracias a la energía solar en techos. La Unión Europea propone que todos los edificios públicos sean solares a partir de 2025 y el Reino Unido invirtió en equipar hospitales y escuelas, logrando ahorros de hasta 45 mil libras anuales por edificio.
El potencial de cada región
El mapa creado por los investigadores refleja diferencias clave entre regiones. El este de Asia lidera el ranking mundial, dado que su densidad urbana y su elevada intensidad de carbono convierten a los techos en una palanca de cambio formidable en términos de mitigación climática. Según los datos, China acapara 74.426 km² de tejados aprovechables y encabeza la posibilidad de desarrollo de RPV.
En América del Norte y Europa la situación es distinta, aunque también prometedora. Juntas, estas dos regiones reúnen hasta una cuarta parte del potencial global, gracias al elevado parque de edificios ya construidos. África, sin embargo, se mantiene rezagada: apenas el 7% de las instalaciones globales de paneles solares se encuentran en el continente, pese a que el clima y la urbanización creciente prometen rápidos avances con intervenciones específicas y apoyo internacional.
El potencial no se distribuye de manera uniforme en el mundo. Según el estudio:
- Asia Oriental, especialmente China e India, concentra cerca del 30% del área total de techos del mundo, posicionándose como una región clave para la transición energética.
- América del Norte y Europa, a pesar de recibir menos radiación solar, tienen una alta densidad urbana que les permite contribuir hasta el 25% del potencial mundial.
- África, con la mayor radiación solar del planeta, apenas representa el 1% de las instalaciones actuales, lo que pone en evidencia su inmenso potencial desaprovechado.
Los expertos resaltan que no toda superficie en techos es apta para paneles solares. Factores como la inclinación, la orientación y la presencia de sombras inciden en la eficiencia de cada instalación. No obstante, el estudio demuestra que incluso con una ocupación parcial, y trabajando sobre techos con al menos un 30% de superficie efectiva, los beneficios superan cualquier alternativa convencional.
La variable clave es la intensidad de carbono de la red eléctrica local. Donde la electricidad tradicional depende de combustibles fósiles, el reemplazo con solar mediante paneles en techos resulta particularmente impactante. Asia Oriental, con redes altamente contaminantes, aparece como el gran candidato para obtener beneficios ambientales superiores, mientras que en zonas ya descarbonizadas el salto es menos perceptible pero igual de útil. La energía fotovoltaica instalada en techos contribuye a una resiliencia energética notable, tanto en economías avanzadas como emergentes.
Los resultados obtenidos surgen de combinaciones de inteligencia artificial, imágenes satelitales y modelos predictivos basados en las tendencias de urbanización, densidad poblacional y uso del suelo. “El equipo de investigadores desarrolló un enfoque de dos etapas: primero utilizaron imágenes satelitales de alta resolución y aprendizaje profundo para identificar tejados en regiones representativas; luego, extrapolaron esta información globalmente a través de modelos predictivos de bosques aleatorios, teniendo en cuenta variables como población, infraestructura y uso del suelo”. Gracias a esta innovación, lograron estimaciones consistentes con bases de datos generadas por Google y Microsoft, lo que validó gran parte del modelo.
Los escenarios climáticos considerados por los científicos muestran que, a pesar de la progresiva descarbonización de las redes eléctricas, los sistemas fotovoltaicos en techos seguirán desempeñando un papel central en la transición hacia las cero emisiones. Aun en el escenario más optimista, la contribución de los RPV sería suficiente para evitar hasta 102 Gigatoneladas de CO₂ de aquí a 2050. El tiempo apremia, pero la herramienta está lista y disponible.

La investigación impulsa un mensaje categórico: “la energía solar en tejados representa una de las estrategias más efectivas y viables para reducir las emisiones de carbono y limitar el calentamiento global. Sin embargo, su implementación debe adaptarse a las condiciones locales, maximizando el uso del recurso solar, la infraestructura existente y la necesidad energética de cada región”.
Cada caso exige una acción a medida. En América Latina, por ejemplo, Argentina todavía se encuentra lejos de sus posibilidades plenas, aunque ya dio sus primeros pasos en escuelas rurales y hospitales públicos. Expandir la energía solar en techos duplicaría los beneficios actuales de la matriz energética local, mejorando la cobertura energética, la economía familiar y la resiliencia frente a las crisis.
Los gobiernos ya iniciaron políticas activas para promover la energía solar descentralizada. Así, el mundo comenzó de manera progresiva a transformar la superficie de los tejados en un recurso estratégico fundamental para la neutralidad climática. El éxito depende, además, de una combinación entre políticas públicas eficaces, subsidios e incentivos.
Estudio científico: https://www.nature.com/articles/s41558-025-02276-3