Si hasta hace pocos años debíamos aprendernos la regla de las 3 R (reducir, reciclar, reutilizar) para tener un mejor ambiente no contaminado, ahora debemos ampliar nuestro vocabulario ecológico y apuntar la nueva regla de las 5 R (reducir, reciclar, reutilizar, rediseñar y reparar).
La regla de las 5 R es una muy buena herramienta práctica para implementar la economía circular en todos sus ámbitos de influencia, ya sea en el social, económico, laboral, etc. Si bien el reciclaje es la última “R” a la cual acudimos, es esencial y uno de los grandes aliados de la economía circular. Reciclar es convertir un residuo en un recurso.
“Cuando reciclamos lo que estamos haciendo es darle una segunda vida a un residuo para utilizarlo como materia prima para fabricar otro producto, reinsertándolo en la industria. Algo que en principio se iba a descartar y enviar a enterrar, lo recuperamos, lo valorizamos y lo convertimos en un nuevo producto o encompost o biogás, si se trata de residuos orgánicos”, explicó a Portal Solar Verónica Ramos, directora ejecutiva de Ecoplas, entidad técnica profesional de Argentina especializada en plásticos y medio ambiente, cuya misión es la de impulsar el desarrollo sustentable de la industria plástica a través de la promoción del uso correcto y responsable de sus productos, la valorización y reciclado para una economía circular.
Y agregó: “Reciclar nos permite optimizar los recursos naturales porque dejamos de utilizar recursos vírgenes de la tierra para utilizar los residuos en su lugar. Según la ONU, por cada tonelada de papel reciclado, se pueden salvar 17 árboles y un 50 % de agua en comparación con la fabricación del mismo producto en base a materia prima virgen. Para fabricar latas de aluminio, evitamos el consumo de agua, energía y otros insumos utilizando los residuos provenientes de viejas latas u otros productos del mismo material. Lo mismo sucede con el plástico, dejamos de extraer petróleo y utilizamos, plástico recuperado”.
“Además, reciclando disminuimos la cantidad de residuos que enviamos a rellenos sanitarios o basurales a cielo abierto que contaminan el aire, las napas subterráneas, generan enfermedades a los habitantes de los asentamientos que se forman en la zona y sobre todo también reducimos la cantidad de gases de efecto invernadero que emite la basura. Reciclando también generamos puestos de trabajo, para separar los residuos y acondicionarlos para enviarlos a la industria recicladora; también generamos conciencia a la comunidad sobre la importancia de reducir los residuos y sobre cómo separarlos para que puedan ser aprovechados”, sostuvo Ramos.
Por último, mencionó que reciclar contribuye a la economía. Los residuos reciclables tienen un valor económico para el mercado, y tienen gran demanda por parte de las industrias recicladoras. En general, los costos de producir a partir de residuos reciclables son más bajos que los de producir a partir de materia prima virgen y que pase esto en la práctica es buenísimo.
Problema de residuos en Argentina
En nuestro país, el 4% de los residuos se recicla efectivamente. El 94% restante termina en rellenos sanitarios, basurales a cielo abierto y en el ambiente en general. Lo curioso es que de este 94%, más de la mitad es recuperable. Un estudio hecho por Opinaia para Ecoplas revela que 8 de cada 10 argentinos creen que reciclar debería ser obligatorio, pero muestra que no todos cuentan con la información y herramientas necesarias para poder realizarlo.
Una gran mayoría coincide en la necesidad de reciclar: el 83% de quienes no se ocupan de separar residuos reconoce que le gustaría hacerlo, pero no puede por falta de infraestructura, tiempo o desconocimiento, lo que revela no solo dificultad en el acceso a la información sino también a los centros para reciclaje. La formación medioambiental debería comenzar desde la educación inicial.
El primer paso del proceso de reciclaje es la separación en origen – el hogar, el trabajo, la escuela-, luego la recolección diferenciada para terminar en el proceso de reciclaje del que se ocupa la industria que, en Argentina, aún tiene capacidad ociosa. Esto revela que hay que mejorar y aumentar la separación. Los encuestados distinguen tres grandes autoridades que deben de explicar y difundir la información, las escuelas (57%), los gobiernos (56%) y los medios de comunicación (49%).
Es destacable que la gente se autopercibe como responsable de fomentar un mayor reciclaje (68%), seguido por el Gobierno nacional (56%), los Gobiernos municipales (51%), y en un 36% las marcas. “El estudio revela que los consumidores asumen la responsabilidad por el reciclaje pero también perciben falencias cuando no hay información clara e infraestructura como cestos y puntos verdes accesibles. Aspectos que son competencia de las distintas esferas del gobierno así como también lo son las políticas públicas de concientización y la ausencia de una ley nacional de responsabilidad del productor que promovería un flujo constante de residuos reciclables en todo el país”, remarcó Ramos.
Dos medidas fueron elegidas entre los encuestados para lograr un mayor nivel de separación de residuos: implementar un incentivo económico (38%) y campañas de concientización y comunicación (23%).
Por otra parte, dentro de los argentinos que no separan los residuos, un 19% de la muestra, dice no hacerlo ni estar informado y un 17% sí cuenta con información. También se evidencia un crecimiento comparando los resultados del 2019, donde el 41% tenía información necesaria para separar frente al 58% actual.
“El problema de los residuos es tanto económico como social y ambiental. Desde los costos de gestión hasta el cambio climático, podemos encontrar numerosas problemáticas relacionadas con la generación de residuos. Este contexto del que venimos es preocupante, y tenemos que accionar para poder cambiarlo. Pero para eso, tenemos que saber hacia dónde vamos. Por eso, la economía circular aparece como una respuesta integral a este problema. Se trata de un modelo, una forma de hacer negocios y hasta de vivir, en donde prácticamente todo residuo puede ser transformado en un recurso”, sostuvo la experta que tiene a su cargo el desarrollo y ejecución del plan de la organización en las distintas áreas: Asuntos Públicos, Comunicaciones, Educación, Institucionales y Técnico, respondiendo al Consejo Directivo, dirigiendo y consolidando un equipo interdisciplinario.
“Intenta que los materiales y recursos se mantengan en el ciclo productivo durante el mayor tiempo posible, sin perder su valor y conservando su vida útil. No desecha el producto final ni lo considera basura, sino todo lo contrario, lo utiliza como recurso para un nuevo ciclo de vida. Además, dentro de los procesos, busca nuevas fuentes de recursos y de energía, para permitirle a los ecosistemas contar con los tiempos necesarios para regenerarse y conservarse en el tiempo”, completó Ramos.