A partir del año que viene, se estima que las emisiones disminuyan por primera vez desde la revolución industrial y se reducirán casi a la mitad para 2050. Esto se debe a un proceso de transición energética que permitirá que la matriz de energía a nivel mundial pase de 80% combustibles fósiles y 20% renovable en la actualidad a una que se dividirá equitativamente entre fósiles y no fósiles en 2050.
A pesar de este crecimiento, DNV añadió que esto aún sería insuficiente para alcanzar los objetivos del Acuerdo de París de detener el aumento de la temperatura media mundial a entre 1,5 °C y 2 °C con respecto a los niveles preindustriales.
Según destaca el informe, la energía solar fotovoltaica será la gran protagonista en este proceso de reducción de emisiones. La caída de los costos de la energía solar y del almacenamiento está reduciendo la demanda petróleo y carbón, que son las fuentes de energía que mayores emisiones generan. Hay que destacar que el año pasado las instalaciones solares crecieron en un enorme 80% a nivel global.
La energía eólica contribuirá sigue siendo una alternativa importante en el proceso de transición energética, esta fuente contribuirá con la generación del 28% de la electricidad en el mundo para 2050. Se prevé que la energía eólica marina, en particular, se expanda a una tasa anual del 12%. Esto a pesar de los desafíos actuales para el crecimiento de esta industria en forma de mayores costos que están provocando retrasos en los proyectos planificados.
Sin embargo, el informe advierte que, aunque la energía solar juega un papel crucial en la reducción de las emisiones, el camino hacia la descarbonización completa de la industria energética sigue siendo desafiante. Los esfuerzos deben centrarse en la implementación de tecnologías limpias en todos los sectores, desde la generación hasta el almacenamiento y la distribución de energía.
En este contexto, la energía solar no solo se presenta como una solución ambiental, sino también económica. La creación de empleos en la industria de las energías renovables, así como la disminución de los costos operativos asociados a los combustibles fósiles, están contribuyendo al desarrollo de una economía más verde y sostenible.
Si bien 2024 será el año pico de emisiones globales, la tendencia a la baja esperada en los años siguientes gracias a la incorporación de energías renovables en todos los sectores representa una señal positiva en la lucha por mitigar los efectos del cambio climático.