Ante la imperativa necesidad de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, profundizar el desarrollo de las energías renovables en las próximas décadas es fundamental para nuestro futuro. En este escenario, la energía solar será una protagonista central ya que es la energía renovable de mayor crecimiento en los últimos años y desempaña un papel crucial en el proceso de transición energética hacia un mundo más sostenible y menos dependiente de los combustibles fósiles.
Para tener una idea de su importancia, según muestra la Agencia Internacional de Energía (AIE), en 2023, la energía solar fotovoltaica por sí sola representó tres cuartas partes de las incorporaciones de capacidad renovable en todo el mundo.
La capacidad de generación renovable seguirá aumentando en los próximos cinco años, y la energía solar fotovoltaica, junto con la eólica, representará un récord del 96% de esa capacidad, porque sus costos de generación son más bajos que los de las alternativas fósiles y no fósiles en la mayoría de los países. De ese total la capacidad instalada solar fotovoltaica, on-grid y off-grid, representarán el 72% del total.
Según datos de la AIE, la generación solar fotovoltaica aumentó en un récord de 270 TWh (un 26 %) en 2022, alcanzando casi 1.300 TWh. Este fue el mayor crecimiento en términos de generación de todas las tecnologías renovables en 2022, superando a la energía eólica por primera vez en la historia. Esta tasa de crecimiento de la generación respalda los escenarios del net zero para 2050. Se espera que la baja continua en los precios de la generación fotovoltaica (En 2023, los precios spot de los módulos solares fotovoltaicos disminuyeron casi un 50% interanual), junto con las mejoras en las en la cadena de suministro y el creciente apoyo político, especialmente en China, Estados Unidos, la Unión Europea y la India, aceleren aún más el crecimiento de la capacidad solar en los próximos años.
Se prevé que las incorporaciones de energía solar fotovoltaica y eólica se dupliquen con creces para 2028 en comparación con 2022, batiendo continuamente récords durante todo ese período.
El desarrollo de la energía solar contribuirá a cumplir con una de las metas de los Objetivos del Desarrollo Sostenible (ODS) impulsados por la ONU. Puntualmente, están contribuyendo a dar respuesta al ODS número 7 (Energía asequible y no contaminante). Hoy en día, hay muchos habitantes del mundo que tienen un acceso a la energía limitado. Para tener una idea, el 9% de la población mundial no tiene acceso a la electricidad y se estima que, al ritmo actual, para el año 2030, alrededor de 660 millones de personas continuarán sin acceso a la energía eléctrica y casi 2.000 millones de personas seguirán dependiendo de combustibles y tecnologías contaminantes para cocina y calefacción. La energía solar distribuida permitirá dar respuesta a varios de estos problemas al llegar a zonas donde las redes eléctricas no alcanzan.
Durante las últimas décadas, los combustibles fósiles como el petróleo, el gas y el carbón han sido las principales fuentes para la generación eléctrica. Sin embargo, su combustión produce grandes cantidades de gases de efecto invernadero, causantes del cambio climático y perjudiciales para el bienestar de las personas y el medioambiente.
Para garantizar un mayor acceso a la energía y avanzar en un continuo proceso de reducción emisiones se deberá acelerar el proceso de electrificación junto con el desarrollo de las energías renovables. Con este objetivo se deberán aumentar las inversiones en energía limpia, mejorar la eficiencia energética y desarrollar políticas propicias para tal fin. En este contexto, la energía solar será una de las grandes protagonistas.
