China se despertó de la larga siesta en la que era llamado a comprometerse con el cuidado del medio ambiente durante las últimas dos décadas y no lo hacía. Si bien el país asiático hoy lidera el ranking de países que más contaminan en el mundo, también se convirtió hace poco en el líder de las naciones en materia de energías renovables.
Durante 2022, China emitió 9,9 mil millones de toneladas de emisiones de CO2 a la atmósfera; EE.UU., 4,4 mil millones de toneladas; e India, 2,3 mil millones de toneladas. Los tres países tienen una gran dependencia energética del carbón.
Sin embargo, China está en camino de duplicar su capacidad de generación de energía solar y eólica a gran escala y cumplir así el ambicioso objetivo del gobierno central para 2030 de 1200 gigavatios (GW) cinco años antes de lo previsto, según un nuevo informe de Global Energy Monitor (GEM), una ONG con sede en San Francisco que rastrea la utilidad operativa en materia de energías renovables.
Este informe indica que a partir del primer trimestre de este año, la capacidad solar a escala de servicios públicos de China alcanzó los 228 GW, más que la del resto del mundo combinado. Las instalaciones se concentran en las provincias del norte y noroeste del país, como Shanxi, Xinjiang y Hebei.
“Estos nuevos datos brindan una granularidad inigualable sobre el asombroso aumento de la capacidad solar y eólica de China”, dijo Dorothy Mei, gerente de proyecto de GEM. “A medida que monitoreamos de cerca la implementación de proyectos prospectivos, esta información detallada se vuelve indispensable para navegar por el panorama energético del país.”
Los hallazgos están en línea con informes anteriores y datos del gobierno publicados este año, que predijeron que China podría superar fácilmente su objetivo de suministrar un tercio de su consumo de energía a través de fuentes renovables para 2030.
Actualmente, China es el mayor mercado solar del mundo y lo seguirá siendo durante la presente década por un amplio margen. No en vano, el mercado chino representa el 42% de todas las adiciones de capacidad solar mundial hasta 2030.
China también ha logrado grandes avances en la capacidad eólica: su capacidad combinada en tierra y en altamar ahora supera los 310 GW, lo cual marca el doble de su nivel respecto a 2017 y suma aproximadamente el equivalente a los siguientes siete países principales combinados en la lista de energía renovable originada por los vientos. Con nuevos proyectos en Mongolia Interior, Xinjiang, Gansu y a lo largo de las áreas costeras, China está en camino de agregar otros 371 GW antes de 2025.
El impulso de energía verde de China es parte de su esfuerzo por cumplir los objetivos de doble carbono establecidos en 2020. Como la segunda economía más grande del mundo, es el mayor emisor de gases de efecto invernadero y representa la mitad del consumo mundial de carbón. El presidente chino, Xi Jinping, se comprometió en 2020 a alcanzar el pico de emisiones de CO2 antes de 2030 y la neutralidad de carbono para 2060.
El informe atribuyó el notable progreso de China en la expansión de sus fuentes de energía no fósil a la gama de políticas que su gobierno ha implementado, incluidos generosos subsidios para incentivar a los desarrolladores, así como regulaciones para presionar a los gobiernos provinciales y las empresas generadoras.
Otros esfuerzos en materia renovable
El mes pasado, China comenzó a operar la planta de energía hidroeléctrica solar híbrida más grande del mundo, en la meseta tibetana. Kela es el nombre de la planta, que puede producir 2.000 millones de kWh de electricidad al año, lo que equivale al consumo de energía de más de 700.000 hogares.
Y esta es solo la primera fase de un proyecto masivo de energía limpia en la cuenca del río Yalong. Ahora la instalación tiene una capacidad de 20 GW y se espera que alcance alrededor de 50 GW para 2030.
A pesar de la planificación de China, su transición energética no está exenta de desafíos. En los últimos años, olas de calor récord y sequías paralizaron las centrales hidroeléctricas, lo que provocó cortes de energía que debieron poner freno a la productividad de las fábricas. Una red eléctrica obsoleta y la inflexibilidad en la transferencia de energía entre regiones se suman a la incertidumbre general de cuán preparado está el gigante asiático para asumir los desafíos energéticos a futuro.
La planta de Kela está ubicada en el escasamente poblado oeste del país, donde se genera más de las tres cuartas partes de la energía de carbón, eólica y solar del país. Pero la gran mayoría del consumo de energía ocurre en el este. Entonces, el problema reside en poder transportar eficientemente la energía miles de kilómetros a través del país, lo cual hoy genera muchos problemas.
La forma en que se organiza hoy la red de China puede incentivar la construcción de plantas de carbón alrededor de generadores renovables. Gran parte de la nueva capacidad renovable no está conectada al suministro de energía local y, a menudo, se combina con energía de carbón para transmitirse a áreas de mayor demanda.
Esta idea cobra sentido en la realidad ya que se aprobó la implementación de más energía de carbón en los primeros tres meses de 2023 que en todo 2021.
“China está avanzando a pasos agigantados”, aseguró Martin Weil, investigador de Global Energy Monitor y autor del informe. “Pero dado que el carbón aún domina como la fuente de energía principal, el país necesita avances más audaces en el almacenamiento de energía y tecnologías ecológicas para un futuro energético seguro”, concluyó el experto.