Crean la primera asociación mundial para el almacenamiento de energía en baterías 

La ONG Global Solar Council, con sede en Washington, busca que los países tengan una mejor planificación y flexibilidad de los sistemas energéticos, además de bajar el riesgo de las inversiones en energía solar.
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En un contexto global en el que la transición energética se acelera, el Consejo Solar Global (GSC, por sus siglas en inglés) dio un paso estratégico que promete marcar un antes y un después. Durante la Semana del Clima de Nueva York y en la 80ª Asamblea General de las Naciones Unidas, esta organización con sede en Washington D. C. anunció la creación de la primera asociación comercial mundial dedicada al almacenamiento en baterías.

Con esta decisión, amplió oficialmente su mandato para representar no solo a la energía solar fotovoltaica, sino también al almacenamiento, un sector que crece a un ritmo sin precedentes y que hasta ahora no contaba con una voz global unificada.

El anuncio no fue un gesto simbólico. Vino acompañado del documento de posicionamiento Connecting the Sun, que reúne una serie de recomendaciones concretas dirigidas a líderes y responsables políticos. El objetivo es claro: acelerar el despliegue de soluciones de almacenamiento para garantizar sistemas eléctricos más flexibles, resilientes y sostenibles en todo el mundo. Esta expansión institucional no solo llena un vacío en la representación del sector, también responde a un desafío urgente: alcanzar la escala de almacenamiento necesaria para cumplir las metas climáticas acordadas internacionalmente.

“Hoy somos pioneros en una era completamente nueva de liderazgo energético mundial”, afirmó Sonia Dunlop, directora ejecutiva del Consejo Solar Global. “Hasta hoy, la tecnología de almacenamiento de energía de más rápido crecimiento en el mundo no tenía una voz global unificada. Eso cambia ahora. La energía solar y el almacenamiento han evolucionado desde tecnologías complementarias hasta convertirse en una solución integrada que transforma la forma en que el mundo concibe la energía fiable y producida localmente. El GSC está dando un paso al frente para liderar esta transformación porque necesitamos ir más allá de los silos tradicionales. Tenemos que ayudar a los responsables políticos a comprender y poner en marcha la infraestructura fundamental que requiere esta década”, remarcó.

Hasta este anuncio, ningún organismo representaba de forma integral al sector del almacenamiento en baterías, ni en la fabricación ni en el desarrollo de proyectos. Según el GSC, “esta medida llena un vacío crítico en el mercado: hasta ahora, ningún organismo mundial representaba al sector del almacenamiento en baterías (sector en rápido crecimiento), ni en términos de fabricación ni de construcción de proyectos, a pesar de su papel indispensable para lograr el cero neto en emisiones y la seguridad energética”.

La magnitud del crecimiento explica la urgencia. En 2013, la capacidad global de almacenamiento en baterías era menor a un gigavatio. Hoy alcanza los 155 GW y las proyecciones apuntan a que solo en 2025 se conectarán 350 GWh a las redes eléctricas. Aun así, estas cifras no alcanzan para cumplir los objetivos trazados: se necesitarán 1500 GW de capacidad de almacenamiento para triplicar la potencia del parque renovable mundial en 2030, tal como se acordó en la última Cumbre Mundial del Clima. Para cerrar esa brecha, el GSC propone una hoja de ruta con acciones concretas que van desde la creación de metas nacionales de almacenamiento hasta la modernización de mercados eléctricos y el impulso a tecnologías de próxima generación.

El informe Connecting the Sun insta a los países a integrar el almacenamiento en sus planes energéticos, reconocer el valor de la flexibilidad que aportan las baterías y construir superredes regionales que permitan una gestión más inteligente de la energía. También sugiere reducir los riesgos de inversión en mercados emergentes mediante esquemas financieros innovadores y acelerar el desarrollo de tecnologías como los inversores de formación de red, claves para fortalecer la resiliencia de los sistemas eléctricos.

La dimensión económica es igualmente reveladora. La inversión anual en almacenamiento alcanzó los 60.000 millones de dólares en 2024 y se espera que crezca rápidamente en los próximos años. Además, los costos de las baterías se redujeron un 93% desde 2010, lo que permite su adopción en una amplia gama de aplicaciones, desde proyectos industriales a gran escala hasta instalaciones residenciales. Más del 30% de las nuevas baterías instaladas en 2024 se integraron con plantas solares fotovoltaicas, un modelo que ya es predominante en numerosos mercados.

Jürgen Reinert, director general de SMA Solar Technology, lo resumió con claridad: “Una red moderna depende de tecnologías que la respalden. Solo mediante la integración de soluciones solares y de almacenamiento y una gestión inteligente de la energía podremos liberar todo el potencial de la energía solar, haciéndola confiable, flexible y segura para todos”.

Una oportunidad única para la región

Este nuevo escenario global tiene un especial significado para América Latina y el Caribe. La región cuenta con uno de los mayores potenciales renovables del planeta, gracias a la abundancia de recursos solares, eólicos, hidroeléctricos y geotérmicos. Sin embargo, aprovechar esta ventaja requiere superar un desafío técnico: la variabilidad de las fuentes renovables. La generación solar depende de la luz diurna y la eólica de los patrones de viento, lo que genera fluctuaciones que pueden afectar la estabilidad de las redes eléctricas si no se gestionan correctamente.

El almacenamiento de energía ofrece una respuesta estratégica a este problema. Permite acumular electricidad en momentos de baja demanda y liberarla cuando el sistema lo necesita, ya sea por un incremento súbito del consumo o por falta de generación. Esta capacidad de regulación es especialmente valiosa en contextos climáticos variables como los de América Latina, donde la confiabilidad del suministro eléctrico es clave para sostener el desarrollo económico y social.

Además, el almacenamiento puede transformar realidades en territorios aislados o rurales donde extender la red es costoso o inviable. Las soluciones híbridas que combinan energía solar con baterías permiten llevar electricidad limpia, continua y segura a comunidades que históricamente quedaron fuera de la infraestructura energética. Esto no solo mejora la calidad de vida, también impulsa actividades productivas, educación, salud y conectividad, generando nuevas oportunidades.

Desde el punto de vista económico, incorporar almacenamiento ayuda a reducir la dependencia de combustibles fósiles, estabiliza los costos energéticos y optimiza el uso de las infraestructuras existentes, evitando inversiones mayores en generación y transmisión. También habilita modelos de negocio emergentes, como microrredes o sistemas distribuidos, que aportan flexibilidad y diversifican el ecosistema energético. En el plano ambiental, el almacenamiento es un aliado directo de la descarbonización al reducir la necesidad de plantas térmicas de respaldo y facilitar la integración de renovables, contribuyendo así al cumplimiento de los compromisos climáticos establecidos en el Acuerdo de París.

En una región marcada por vulnerabilidades ante desastres naturales y crisis energéticas, esta tecnología también refuerza la resiliencia de los sistemas eléctricos, ofreciendo respuestas más rápidas ante emergencias, cortes o fluctuaciones en el suministro. Su despliegue puede fortalecer la seguridad energética regional, un objetivo cada vez más relevante en la agenda política y económica.

La creación de esta nueva asociación global liderada por el GSC no solo representa un avance institucional. También funciona como catalizador para alinear esfuerzos públicos y privados en torno a una tecnología que se volvió indispensable. Según Erik Solheim, embajador mundial del GSC y exdirector del PNUMA, “la energía solar y el almacenamiento juntos representan el paso más decisivo que la humanidad puede dar para garantizar un futuro energético limpio, resiliente y asequible”.

La colaboración es otro elemento clave. El GSC ya inició alianzas con la Global Battery Alliance, la International Battery and Energy Storage Alliance (IBESA) y la Future Storage and Systems Integration Alliance (FESSIA). Estas redes abarcan toda la cadena de valor, desde la minería y la fabricación hasta el despliegue y el reciclaje, lo que permitirá impulsar estándares globales y coordinar esfuerzos en investigación, regulación y financiamiento.

Este enfoque integral, que combina planificación estratégica, reducción de costos, innovación tecnológica y cooperación internacional, perfila un escenario en el que el almacenamiento en baterías deja de ser un complemento para convertirse en un pilar central de la transición energética. A medida que el mundo se encamina hacia metas climáticas más ambiciosas, esta tecnología aparece como una pieza clave para garantizar la seguridad y la sostenibilidad de los sistemas eléctricos.

El Consejo Solar Global resume su misión de manera clara: “Crear un mundo justo y sostenible con lo solar en el corazón de una nueva economía energética”. Con la incorporación formal del almacenamiento en baterías a su mandato, la organización amplía su campo de acción y envía una señal potente a gobiernos, empresas y sociedad civil: el futuro energético será solar y estará respaldado por baterías.

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