El mundo vive hoy una revolución tecnológica que desde hace un tiempo ya el campo ha estado aprovechando, con la optimización de la producción agropecuaria. Pero la irrupción de las fuentes renovables energéticas, particularmente la de generación fotovoltaica a partir de la instalación de paneles solares, abrió en los últimos años una inmensa oportunidad de generar ahorro y ganancias impensadas.
La agrivoltaica es una práctica innovadora que unifica la energía solar y la agricultura sostenible, con el objetivo de utilizar gran parte del terreno que ocupa una planta fotovoltaica para uso agrícola-ganadero, promoviendo la preservación de la biodiversidad y generando electricidad para el propio consumo, como también para aportar a la red eléctrica general y obtener una ganancia extra.
“La agrivoltaica posee múltiples ventajas, como es el uso de combinar un mismo suelo para explotarlo en el ámbito agropecuario y también en el de la generación energética. La misma busca generar sinergia y combinar ambos métodos productivos. El punto central es el uso del suelo ya que se puede obtener un mayor rendimiento de los terrenos, menor consumo de agua para el riego, búsqueda de la independencia energética y revitalización de las actividades agrícolas en zonas que actualmente presentan una baja rentabilidad.”, explicó a Portal Solar, Julián Gadano, ex subsecretario de Energía de la Nación.
“Tenemos por un lado a la energía fotovoltaica que es poco eficiente respecto a las grandes cantidades de suelo que necesitás emplear para instalar paneles solares. Pero la agrivoltaica viene a generar más eficiencia en el terreno, ya que permite usar ese suelo para explotarlo de otra manera productiva. Para ello se deben instalar paneles fotovoltaicos de una forma tal que puedan compatibilizar su producción energética con el uso del suelo para cultivos o cría de ganado. De esta manera, la forma en que se colocan los paneles solares debe servir para permitir la siembra del cultivo y también como sombra para el ganado”, agregó Gadano. Para el ex funcionario, la agrivoltaica trae la generación de energía solar y la agricultura bajo un mismo techo. Por lo tanto, un área puede servir para la producción agrícola de alimentos y para la generación de energía solar al mismo tiempo. “Esto reduce la competencia por las tierras agrícolas y contribuye a un uso más eficiente de la tierra”, concluyó.
Para el experto, la revolución verde que vive hoy el mundo y que busca solucionar el problema de la contaminación ambiental, lo hace de la mano de otro de los grandes cuestionamientos sobre cómo alimentar cada vez más bocas en un mundo globalizado. Y la agrivoltaica viene a solucionar ambos problemas con el objetivo de compatibilizar al máximo la actividad agricultora y ganadera con la producción de energía fotovoltaica.
En concreto, la agrivoltaica abre una ventana de oportunidades para las energías limpias, mientras se realiza un manejo sostenible de la tierra y se protege la biodiversidad, dado que la transición energética hacia fuentes renovables que hoy vive el mundo y que cada vez más productores afrontan, representa también una oportunidad para mejorar la calidad del suelo, mitigar los efectos de la crisis climática en la agricultura y favorecer la biodiversidad de la flora y la fauna.
Los expertos en el tema aseguran que la agrivoltaica puede ser una buena oportunidad para duplicar actividades en un mismo terreno creando una sinergia entre lo fotovoltaico y la agricultura, un concepto que nació a principios de los años 80 y que en la actualidad está viviendo una verdadera revolución y crecimiento inédito.
El concepto de agrivoltaica fue concebido por primera vez en 1982 por Adolf Goetzberger, fundador del Fraunhofer Institute for Solar Energy Systems ISE. La agrivoltaica nació tras considerar que una expansión masiva de la tecnología fotovoltaica habría aumentado el consumo de suelo agrícola, que es un recurso no renovable, fundamental para garantizar una gran cantidad de servicios ecosistémicos, el cual está presionado por la expansión urbanística y las consecuencias negativas de gestiones agrónomas intensivas.
La capacidad solar fotovoltaica instalada en la región ha pasado en solo diez años de apenas 60 megavatios a los más de 20.000 operativos al día de hoy y más del 85% de esa capacidad se concentra en solo cuatro países: Brasil, México, Chile y Argentina, según datos proporcionados en el último Global Solar Council, el Consejo Global de la Energía Solar, entidad con sede en Washington que reúne a asociaciones de empresas fotovoltaicas de todo el mundo.
Marcelo Álvarez, ex presidente de la Cámara Argentina de Energía Renovable (Cader) y miembro del Grupo de Trabajo LatAm, observó que la energía fotovoltaica está creciendo en el país a pesar de la compleja burocracia y de las tarifas muy desiguales que tenemos y que lleva a que los tiempos de amortización no siempre son los mejores y los resultados pueden ser diferentes incluso dentro del mismo marco legal.
“Pero la buena noticia es que lo que ahora son nichos de mercado están creciendo rápidamente, como el bombeo de agua, los parques industriales, el final de las líneas de distribución, el almacenamiento de energía. Además, la agrivoltaica, en particular, es una promesa para nuestra región por la disponibilidad de suelo que existe”, agregó.
Juan Carlos Villalonga ex diputado nacional y experto consultor en energías renovables, cambio climático y desarrollo sostenible, indicó a Portal Solar que hoy el campo argentino está incorporando de a poco la energía solar, que por lo general necesita de grandes extensiones de tierra para la instalación de paneles fotovoltaicos. Y apuntó a que la agrivoltaica es una gran práctica para incrementar la producción energética y también la agropecuaria.
“Con la agrivoltaica, las empresas agrícolas mejoran su rendimiento. En primer lugar, el consumo de agua puede disminuir en hasta un 20%, gracias a la sombra parcial e intermitente de los módulos fotovoltaicos debido a que el suelo se mantiene más húmedo y las plantas están protegidas de la excesiva radiación solar, sobre todo en las horas más calurosas del día. Además, en este método se utilizan sensores de tecnología avanzada que permiten que la agrivoltaica sea una plataforma idónea para aplicar prácticas agrícolas sostenibles y eficientes, ya que proporcionan datos útiles para mejorar la actividad agrícola. Por ejemplo, el control de sustancias nutritivas brinda información sobre el uso de agua y fertilizantes, aumentando la competitividad de las empresas agrícolas”, sostuvo Villalonga sobre la agrivoltaica.
“En Argentina sucede algo distinto a lo que pasa por ejemplo en España, Alemania y otros países europeos donde no sobra suelo. Acá hay mucha extensión de campo y no estamos restringidos por el espacio. Pero igualmente la agrivoltaica está creciendo y creo que va a expandirse en los próximos años de la mano de la fotovoltaica. En la región, observamos que la agrivoltaica se ha dado bastante en Chile, sobre todo en la zona centro de ese país donde conviven suelos fértiles y hay más mucho verde”, puntualizó Villalonga.
“Observamos que el campo, en la región central está incorporando e integrando las energías renovables cada vez más. No tengo dudas que eso va a venir. Es parte de la dinámica innovadora y muy eficiente que tiene el campo argentino. La agrivoltaica suma beneficios como el permitir plantar cultivos que no son resistentes a 12 horas de sol y también sirve como una cobertura para la inclemencia de granizo. Además, es útil para la integración de la cría ganadera, mientras se obtiene energía eléctrica”, precisó el especialista en sustentabilidad.
Y agregó: “Las desventajas pueden observarse en que se necesita un mayor costo de las estructuras y que muchas veces no tiene un uso tan eficiente de paneles solares ya que los mismos están separados para el espacio de luz para los cultivos o para el tránsito en el ganado. Pero como dije antes, esas desventajas pueden suplirse al tener otros problemas mayores como la falta de espacio o querer plantar otro tipo de cultivos menos resistentes. Yo creo que el campo va a ser el principal motor de generación fotovoltaica distribuida. Viene ocurriendo hoy para riego y el bombeo de agua. Y sobre todo para bajar los costos de electricidad en galpones, criaderos de pollos y consumo personal de estancias”.
Villalonga señaló un problema recurrente en el país que traba muchas veces la promoción de la fotovoltaica y la agrivoltaica en particular: “Si bien desde hace algunos años que existe una ley nacional para la generación distribuida de energía a partir de la instalación de paneles solares y otras fuentes energéticas, hay provincias que no tienen legislado el tema, como por ejemplo, el motor productivo argentino que es la provincia de Buenos Aires. O tenés provincias como Santa Fe, que tienen su propio programa provincial, que por decreto o resoluciones técnicas te pueden cambiar las condiciones de juego. La ley nacional impone condiciones en las que uno sabe que no puede salir perjudicado”.
“Hoy casi todos los proyectos que existen son sobre todo de autoconsumo. Todo lo que se genera a partir de la fotovoltaica, se consume. Casi no hay mucho excedente. Pero estoy seguro que próximamente va a haber más instalaciones. Hay que quitar las barreras normativas locales que existen hoy en tres grandes provincias productivas como Buenos Aires, Santa Fe o Entre Ríos, por ejemplo. La ley nacional es un elemento disruptivo que cambia el vínculo unidireccional. Y lo transforma en bidireccional. Cambia el paradigma histórico de la empresa generadora de electricidad que es la única en brindar energía. Ahora con la fotovoltaica y la agrivoltaica el usuario es generador de energía que aporta a la red el excedente que no consume, brindando más oportunidades de acceso a la energía para todos y mejorando la distribución y los problemas existentes frente a cortes o bajas de tensión”, concluyó el especialista con miras a que el país pueda impulsar definitivamente en el corto plazo la producción solar energética.