El Gobierno Nacional reglamentó por estos días el Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones con el objetivo de incentivar nuevas inversiones en diferentes sectores productivos para impulsar el crecimiento económico. Dentro de este esquema, se destacan como principales incentivos, la baja del impuesto a las ganancias desde el 35% al 25%, la devolución anticipada del IVA y retenciones cero para las exportaciones provenientes de estas inversiones. También se garantiza estabilidad tributaria y aduanera por 30 años.

Los sectores a los que apuntan son Energía (incluyendo Renovables), Tecnología, Minería, Forestal, Infraestructura y Turismo entre otros.

Sin embargo, para ingresar a este régimen, es indispensable que el proyecto considere una inversión mínima de USD 200M, lo que representa un limitante importante, aplicando solo para grandes proyectos del tipo Utility, de generación para venta mayorista de energía. Cabe destacar que, para algunos subsectores específicos, como el petrolero, ese monto se eleva a USD 600M.

El régimen contempla que debe desembolsarse un mínimo de 20% durante los primeros 2 años desde la adhesión, quedando el saldo a desenvolver sujeto a los plazos incluidos en el cronograma del proyecto presentado y aprobado.

El RIGI cuenta con grandes beneficios fiscales, cambiarios y legales, aplicando para proyectos de Energía Solar Fotovoltaica, aunque por la magnitud mínima de inversión que requiere, no aplica para inversiones individuales de generación solar fotovoltaica distribuida para autoconsumo, ni para proyectos de Generación Distribuida Comunitaria, donde los niveles de inversión son muchísimo menores.

De todas formas, las ventajas de la Generación Distribuida con una instalación de Paneles Solares son en general lo suficientemente atractivas como para justificar estos proyectos, pudiéndose mencionar entre ellas las siguientes:

-Disponibilidad de energía en las horas pico, evitando los cortes de la red eléctrica

-Aseguramiento de la calidad de abastecimiento energético a largo plazo

-Flexibilidad y escalabilidad para crecer en el abastecimiento, sin depender de la disponibilidad de la distribuidora zonal

-Ahorros de energía y estabilidad en el costo

-Corrección del factor de potencia

-Reducción de penalidades por eventuales picos de consumo sobre la potencia contratada

-Beneficios fiscales dependiendo de la provincia y del municipio

-Tasas de interés preferenciales de varios Bancos y entidades financieras

-Sostenibilidad y reducción de la huella de carbono

-Revalorización inmobiliaria de la propiedad y del valor de la compañía

-Cumplimiento de regulaciones, normativas y requisitos, tanto del estado, como de los estándares de Clientes Internacionales

-Ingresos adicionales, para el caso de inyección de excedentes a la red eléctrica

Todas estas ventajas son a título individual de quien invierte en un sistema de generación distribuida, aunque adicionalmente existen otras varias ventajas para la comunidad en la que se desenvuelve, para la Distribuidora eléctrica zonal, y en general para el Sistema Eléctrico Nacional, entre las que se cuentan las siguientes:

-Reducción de pérdidas en la red eléctrica de transporte y distribución

-Contribución a la descentralización de la generación, que hace más estable todo el sistema

-Contribución a la reducción de cortes de energía de la zona

-Reducción de la contaminación

-Mitigación de impactos ambientales y contribución a la mitigación del Cambio Climático

-Fomento a la cultura de Sostenibilidad

-Promoción de un modo de desarrollo económico más inclusivo y sostenible

En definitiva, aunque el RIGI no está pensado para fomentar la generación solar fotovoltaica distribuida con paneles solares, las ventajas que tiene son suficientes para evaluar un proyecto de ese tipo.